La actriz Florinda Chico ha fallecido este sábado a los 84 años en Madrid. Chico, "una de las intérpretes más queridas y admiradas por el público" participó en más de 150 películas, pero hizo de todo: salas de fiesta, cabaré, café-teatro, revista, zarzuela, comedias, obras de Valle Inclán y series televisivas.
Chico se hizo muy popular por sus papeles de matrona, sobre todo en las 22 películas que llegó a rodar con Mariano Ozores. Sin embargo, también hizo papeles más contenidos en películas como Cría Cuervos, de Carlos Saura, y La casa de Bernarda Alba, de Mario Camus. Su último proyecto fue la película No somos nadie (2001), dirigida por Jordi Mollà
En un comunicado que ha hecho en su web la Academia de Cine señala que fue "una mujer que se adelantó a su tiempo y que, en los años de posguerra, se atrevió a decir aquello de 'mamá, quiero ser artista'.
Tras estudiar canto, Chico comenzó su carrera en la revista con obras como El huevo y La blanca doble (1947), junto al famoso trío cómico Zori, Santos y Codeso. Debutó en el cine en 1953, con la película Pasaporte para un ángel, de Javier Setó. Pero la popularidad no llegó hasta los años setenta, cuando se convirtió en una de las secundarias más populares del cine español. En esas películas, gracias a su corpulento físico, repitió en numerosas ocasiones el papel de castiza matrona o sirvienta.
En su trayectoria fue pareja habitual de otra cómica, Rafaela Aparicio, con la que compartió el papel de criada en series de TVE como su primer éxito, La casa de los Martínez (1967). Otras series en las que participó son Los maniáticos (1974), Este señor de negro (1975-1976), de Antonio Mercero, Taller mecánico (1991), El sexólogo (1994), Makinavaja (1995-1996) y La casa de los líos (1996-2000). En teatro triunfó en los ochenta con Mi tía y sus cosas (1985), en la que interpretaba a una sobrina de Rafaela Aparicio.
Desde este espacio, Gran Angular quiere reconocer el esfuerzo de Florinda Chico a largo de su trayectoria profesional pues con mucha probabilidad no fue un camino de rosas, más tratándose de una mujer que se tuvo que enfrentar a una época donde sus posibilidades eran nulas ; además el marketing y las grandes campañas de imagen no jugaban en su favor porque ciertamente no existían; pero sí es cierto, que un servidor y muchos más, la recordamos interpretando papeles llenos de vitalidad e irradiando felicidad, recuerdos que se ha ganado a pulso. Vaya para ella nuestros más sincero y humilde adiós.
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