domingo, 24 de enero de 2010

LA FELICIDAD (I)


… “Para ser sincera he pasado las peores navidades y fin de Año, que recuerdo, y me engañé a mi misma y pensé que había empezado el año de mejores verás. Pero bastaron un par de acontecimientos, que me llevaron a la más mísera de las tristezas y frustraciones, pero cuando me dieron la noticia, me vino una ráfaga de bienestar y (lo más importante) un motivo para seguir este año con algo en la cabeza, una ilusión que he apropiado como mía para levantarme cada día, sin que la decidía me coma.
Ay, sabes cuando te encuentras luchando contra algo, sin saber que coño es, sabes cuando te ves haciendo las cosas de la vida cotidiana sin más aliciente que el deber, y sí, yo tengo la capacidad de razonar, de desglosar lo que en apariencia creo que es, pero después de tanto esfuerzo sólo te queda un vacío tan triste y agudo, que parece que termina siendo parte de ti mismo, indivisible, no sabes como quitártelo de encima... Y es cuando te viene el miedo o peor aún, el ÚNICO PENSAMIENTO, de que has cumplido con tu círculo vital que ya no hay nada por hacer que tu misión ya está hecha, o por lo menos lo vives de esta manera.
¿Qué se puede hacer cuando te invaden sentimientos de este calibre? ¿Qué hacer con esta parte de ti que no puedes ignorar? ¿Cómo hacer para dormir por las noches y rendir por las mañanas? ¿Cómo puedo hacer para recobrar la felicidad y motivación por cosas? ¿Cómo luchar contra algo que viene implícito en tu ser y que no distingues del todo?
¿Cómo superas tu propio pensamiento de fracaso? ¿Cómo se vive en un lugar donde no te sientes parte, no posees arraigo? ¿Cómo se levanta una de esta caída y vuelta a caer? ¿Cómo deja una de pensar...?”

Para Aristóteles, la felicidad es un fin en sí misma, la única cosa que merece la pena alcanzar en esta vida. La felicidad es, pues, la cosa mejor, más noble y más placentera del mundo, dice en sus Éticas.
Todo el mundo tiene un propósito en la vida y la felicidad duradera se alcanza realizándolo. Todos tenemos talentos y capacidades, y cultivándolos virtuosamente nos realizamos.
Así pues, Aristóteles abogaba por una vida racional como el primer paso, pero no el último, para alcanzar la felicidad. Sin el ejercicio y la aplicación de la razón, subsistiríamos en una Edad de Piedra tardía, con un estilo de vida solitario, pobre, desagradable, embrutecido y corto. Para Aristóteles, el propósito de la razón no es únicamente teorizar, sino guiar nuestros actos hacia canales virtuosos.
Ser feliz en esta vida es tan deseable como posible. Su ética nos enseña a reconocer y eludir los extremas en la vida, puesto que son los extremos, o su deseo, lo que tan a menudo causa infelicidad.
Aristóteles nos enseña a encontrar un equilibrio entre el exceso y el defecto, un camino medio entre la desmesura y la insuficiencia. La felicidad duradera se alcanza encontrando y manteniendo este equilibrio, que es la proporción áurea, mientras que la infelicidad es fruto de una descompensación hacia uno u otro extremo.
(Lou Marinoff. El abc de la felicidad-2006)


EN GUERRA CONMIGO MISMO

El hombre de hierro, 2007-DARÍO ZANA


Si un suspiro se me clavara en el pecho
en el instante que levanto mis ojos al cielo
para contemplar la belleza del nuevo día
sin más pretensión que saciarme de luz
y que circule por mis venas la alegría,

si en un certero abrir y cerrar de ojos
se detuviera toda esta inmundicia
que crece a nuestro alrededor
y que mantiene al ser humano
condenado a su propia angustia,

si ese aire me hinchara los pulmones
y respirar me diera el valor suficiente
para salir de esta plácida trinchera
y tomar el fusil para plantarle cara
a la rosa de los viento,

si me sintiera decidido y capaz
de entrar en guerra conmigo mismo
aunque el campo de batalla
se convirtiera en un atroz desierto,
entonces, volvería a ser feliz.



AUTOR: JOSE SOCORRO (2010)



"La virtud es una posición intermedia.... entre dos vicios, el uno por exceso y el otro por defecto." ARISTÓTELES.