miércoles, 16 de septiembre de 2009

SI o NO

Desde Gran Angular queremos conocer tu opinión acerca de los espacios de proyección en Canarias y para ello vamos a utilizar una modesta encuesta que aparece en el lateral de nuestro blog.

El llamado cine español ha sido objeto, durante los últimos años, de airadas y polémicas discusiones relacionadas con la subvención bien de espacios de proyección, bien de certámenes o bien de directores y autores cinematográficos.

En medio de una crisis económica mundial, son muchos quienes abogan por reducir a la mínima expresión las subvenciones que se conceden a la promoción de la cultura, ya que, según esas mismas opiniones, esos fondos públicos deberían destinarse a otros fines sociales o para la recuperación de la economía. Pero, ¿no es esta opinión falaz y demagógica? ¿No se destinan acaso ingentes cantidades de fondos públicos –en ocasiones infinitamente superiores a las destinadas a la cultura– a menesteres ocultos o innecesarios? ¿Cuántos puestos de trabajo genera, por ejemplo, el cine en España?

Quienes apoyan las tesis de reducción o eliminación de subvenciones para la promoción de la cultura suelen hablar del poco peso del cine español en el ámbito internacional. Sin embargo, el cineasta y actual Presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, Alex de la Iglesia, considera que la calidad no tiene que ver con el número de entradas que se vendan y que el cine español debería aprender la exitosa fórmula del cine estadounidense: "si se trata de un drama, que tenga al menos un final feliz".

Tampoco hay que olvidar los injustos contratos de la multimillonarias producciones estadounidenses. Quien quiera proyectar una súper producción, deberá contratar y proyectar simultáneamente en cartelera varias comedias de medio pelo que solo ofrecen hora y media de distracción.

Ahora bien, como miembros de una asociación cultural y convencidos de la importancia y la necesidad de fomentar la cultura en nuestra sociedad –bien mediante subvenciones públicas o privadas–, nos surgen preguntas que queremos compartir y cuyas respuestas queremos comparar:

¿Se deben subvencionar los espacios de proyección o los proyectos individuales de directores?


¿Se deben subvencionar certámenes que premian obras individuales o las muestras que proyecta cinematografía variada y que animan y fomentan la creatividad y la difusión del cine?