

El director de El dulce porvenir (The Sweet Hereafter, 1997) y Adoration (2008) entre otras, desveló que el proceso de escritura de los guiones de sus películas le resulta «misterioso». «Cuando me siento a escribir los guiones busco contar una historia y, cuando desde el punto de vista literario ya no la puedo resolver, es cuando realmente comienza mi trabajo. En ese momento es cuando la imagen se convierte en una salida», explica el cineasta canadiense a la vez que desvela una anécdota reveladora. «Tras Chloe, me puse a escribir el guión de un thriller con una trama lineal y cuando acabé de escribirlo, decidí que no tenía nada que hacer con esa historia. Que no merecía la pena llevarla a la pantalla porque ya la había resuelto literariamente», comenta el autor de películas en las que predominan unos guiones laberínticos.

Este viernes hemos podido asistir a la presentación por el propio Atom Egoyan de su última película, Chloe (2009), en las salas del Monopol, donde aseguraba sentirse muy a gusto en Las Palmas de Gran Canaria y emocionado por el nivel de la cultura en España.
Al referirse a “Chloe”, la ha considerado “un experimento”, ya que es su primera película con guión de otro escritor (un remake de Nathalie X, de Anne Fontaine).
Este último trabajo de Atom, quizás su trabajo más convencional y en el que por primera vez no hay un papel para su esposa y musa Arsinée Khanjian, es un previsible thriller erótico magistralmente coprotagonizados por la call-gril Amanda Seyfreid y por una neurótica Julianne Moore.
En la sección oficial del festival este año compiten catorce películas, cuyo origen es la otra orilla del cine porque en palabras del propio festival, comparecen para dar forma a ese contingente cada vez más amplio pero también cada vez menos visible en las salas comerciales.