lunes, 15 de marzo de 2010

11º FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE LAS PALMAS DE GRAN CANARIA

Este viernes 12 de marzo se puso en marcha el 11º Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria con un programa (según Claudio Utrera, director del festival) cuyas líneas maestras han sido literalmente calcadas a las cinco últimas ediciones: apoyo a ultranza al cine innovador, estrecho seguimiento a la obra de aquellos cineastas que han dejado alguna huella importante a su paso por el certamen; descubrimiento de importantes focos de creación en los rincones más dispares del planeta; inmersión en el pasado del cine para mostrar aquellos filmes que, de un modo u otro, fueron abriendo camino a los grandes cineastas contemporáneos y la voluntad permanente de servir de espejo a esa amplia oferta cinematográfica que, desde posiciones más o menos independientes, presentan hoy cinematografías tan apasionantes como, pongamos como ejemplo, la portuguesa, la brasileña, la rumana, la argentina, la coreana, la escandinava o la iraní. En la edición de este año y dentro de la sección de retrospectivas, el festival ha rendido un homenaje al reputado cineasta canadiense Atom Egoyan, del cual se podrá ver casi toda su obra cinematográfica.
El director de El dulce porvenir (The Sweet Hereafter, 1997) y Adoration (2008) entre otras, desveló que el proceso de escritura de los guiones de sus películas le resulta «misterioso». «Cuando me siento a escribir los guiones busco contar una historia y, cuando desde el punto de vista literario ya no la puedo resolver, es cuando realmente comienza mi trabajo. En ese momento es cuando la imagen se convierte en una salida», explica el cineasta canadiense a la vez que desvela una anécdota reveladora. «Tras Chloe, me puse a escribir el guión de un thriller con una trama lineal y cuando acabé de escribirlo, decidí que no tenía nada que hacer con esa historia. Que no merecía la pena llevarla a la pantalla porque ya la había resuelto literariamente», comenta el autor de películas en las que predominan unos guiones laberínticos.
Atom Egoyan nació en El Cairo en 1960 en el seno de una familia armenia, que se vio obligada a emigrar a Canadá cuando Atom tenía sólo 3 años. De niño Atom se negaba a hablar en armenio y tan sólo redescubrió su herencia cultural siendo estudiante. Esta relación ambivalente con sus raíces ofrece mucha información sobre su trabajo en lo relativo a su preocupación por los dilemas de identidad, origen y autoinvención.
Este viernes hemos podido asistir a la presentación por el propio Atom Egoyan de su última película, Chloe (2009), en las salas del Monopol, donde aseguraba sentirse muy a gusto en Las Palmas de Gran Canaria y emocionado por el nivel de la cultura en España.
Al referirse a “Chloe”, la ha considerado “un experimento”, ya que es su primera película con guión de otro escritor (un remake de Nathalie X, de Anne Fontaine).
Este último trabajo de Atom, quizás su trabajo más convencional y en el que por primera vez no hay un papel para su esposa y musa Arsinée Khanjian, es un previsible thriller erótico magistralmente coprotagonizados por la call-gril Amanda Seyfreid y por una neurótica Julianne Moore.
En la sección oficial del festival este año compiten catorce películas, cuyo origen es la otra orilla del cine porque en palabras del propio festival, comparecen para dar forma a ese contingente cada vez más amplio pero también cada vez menos visible en las salas comerciales.

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