
Mucha gente esta noche, en multitud de lugares de toda la geografía española haciendo caso de la tradición encenderá sus hogueras y al son de la luna -casi llena- intentaran quemar todos sus males y pedir una vida más placentera.
Este año no sabemos si San Juan, con esto de la crisis económica que nos intentan colar por todos los lados, será capaz de poder hacer frente a todas las demandas (ni la iglesia está en estos momentos para eso).
Hablando con algunos mayores de nuestro municipio, hemos podido conocer
como eran las vísperas de San Juan, por aquella época, cuando “se cogían tres papas y una se pelaba completamente, otra se medio pelaba y la última no se pelaba; al anochecer –antes de dormir- se tiraban las tres papas debajo de la cama y al amanecer con los ojos cerrados se metía una mano para sacar una de las papas; si la papa era la totalmente pelada, te casarías con un hombre pelado, si era la parcialmente pelada éste sería medio pelado y finalmente si sacabas la papa sin pelar te casabas con un hombre rico.
Muchos meses antes de la víspera de San Juan los jóvenes de la zona

guardaban las zarzas para que estuvieran bien secas para junto a tablas viejas, cañas de los tomateros que habían finalizado y cualquier arretranco para poder hacer esa noche una hoguera bastante grande donde purificar el cuerpo y el alma. (las piñas se asaban en esas hogueras sólo cuando los excedentes de las cosechas lo permitían).
Nos cuentan que aquella noche, que se vivía con mucha ilusión, se llenaba una palangana de agua y se ponían pétalos de margaritas ó claveles, se colocaba durante toda la noche al sereno en una ventana y por la mañana; unos intentaban descifrar en su imaginación los nombres de sus futuras amadas en base a las formas que habían formado los pétalos y otras se lavaban la cara y las muñecas con aquellas aguas para perpetuar la belleza de sus cutis y manos.

Nuestras felicitaciones y mejores deseos para las Juanas y Juanes presentes (y no presentes) y por supuesto, para todos Feliz Día de San Juan.