
También podemos citar al cineasta portugués Manoel de Oliveira, el más veterano en activo a sus 101 años , que pasó por la 11º edición del Festival Internacional

"Es el único portugués que ganó el premio Nobel. Es importante por la literatura portuguesa y por Portugal", consideró el director de cine, quien a su centenaria edad sigue haciendo casi una película por año.
"La única certeza que tenemos es morir", sentenció el realizador portugués, que este año presentó en Cannes su último filme, "El Extraño Caso de Angélica".
Con ello se apaga esa luz que llegaba desde nuestra singular isla de Lanzarote, municipio de Tias, pero su inspiración, su recuerdo, su ejemplo, su doctrina humanista, su filosofía de la verdad y de la justicia universales, todo eso no se apaga.
El Nobel portugués de Literatura, afincado en nuestra isla de los volcanes como consecuencia de su huida frente a la intolerancia, nos deja un legado tan generoso y tan inmenso que hasta nos vale para caminar sin estrellarnos por esta ruta flanqueada de crisis de toda especie, incluida la crisis económica que nos sigue y persigue, atenazandonos sin descanso. Su pensamiento progresista y de izquierda le hacía mirar con desencanto todas las consecuencias nefastas de la falta de un orden universal y europeo basado en una concepción trascendente, abierta y justa del mundo y de la vida. Eso explica que el gran escritor portugués acudiera tantas veces al foco y a la raíz de muchas desventuras, de muchas situaciones provocadas por la maldad y la insolidaridad.

El cuerpo de José Saramago será repatriado este sábado desde la isla de Lanzarote a tierras lusas, para ser incinerado el domingo en el cementerio lisboeta de Alto de San Juan. Nuestro especial adiós al maestro Saramago.
Se le podrá tachar de muchas cosas a Saramago, pero no cabe duda de que era un hombre integro, de esos que se visten por los pies. Siempre dijo lo que pensaba sin ofender a nadie, ni tan siquiera a sus adversarios, sin cambiar jamás de chaqueta a pesar de la fama internacional del Premio Nobel. Más que un comunista convencido, como muchos lo tildaban sin conocer que él siempre anteponía su humanismo a cualquier ideología política, Saramago era un luchador por el compromiso social, allí donde se tenía que escuchar una voz en favor de los más desfavorecidos estaba él con su palabra para apoyar a las causas justas. Sinceramente creo que nos ha dejado, parafraseando a Machado, más que un hombre al uso que sabe su doctrina, un hombre, en el buen sentido de la palabra, bueno.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jose